Cuando la Ley está pero no se cumple
Mientras todos nos indignamos por el desastre del Amazonas, en nuestro departamento un bosque protegido por ley corre el riesgo de desaparecer.
En esta nota conversamos con Mauro López y Diego García, vecinos de la Asociación Amigos del Bosque de Santa Ana y el Ensueño que nos cuentan las acciones que están llevando adelante para impedir que este pulmón verde, tan importante para nuestra zona, deje de existir.
¿Cómo nace la Asociación Amigos del Bosque de Santa Ana y el Ensueño?
La Asociación nace a mediados del 2017 con la intención de agrupar las voluntades y preocupaciones de muchos vecinos por la depredación y el deterioro que estaba sufriendo el bosque. El objetivo inicial fue organizarnos y conseguir que se detenga la tala indiscriminada. Para eso investigamos sobre la legislación vigente en la zona y tratamos de comunicarla a los vecinos, apuntando a producir un cambio cultural que propicie mejores condiciones de vida para las personas y para el ambiente.
En este recorrido se evidenció el mal manejo de los permisos de tala por parte de la Intendencia, sin fiscalización ni estudio profesional previo, ni verificación posterior. Por eso nos encontrábamos con que se otorgaban permisos para la tala de uno o dos árboles y que después se cortaban 10 que, además, al hacerse de manera incorrecta, en su caída destrozaban todo el resto de la flora y la biodiversidad que existía sobre el terreno. Muchas personas han hecho una limpieza de la flora baja que tiene una riqueza tremenda de flora nativa. Particularmente en El Ensueño, donde en nombre de la inseguridad, se destruyen butiás, molles, canelones, coronillas, pitangas, sombra de toro, etc. Ahí tenemos tremenda pérdida. Al recorrer se ve la ropa colgada de un vecino de dos manzanas adelante en nombre de las mal llamadas “limpiezas”.
Del mismo modo nos parecían increíbles los criterios de la IDC para otorgar permisos a los vecinos para actuar sobre el arbolado público. Así es como uno puede recorrer hoy Santa Ana y el Ensueño y encontrarse con manzanas donde ha desaparecido el arbolado público casi por completo. Hemos accedido a expedientes donde se destinaron casi 6.000 dólares de dineros públicos para cortar árboles también públicos, que contaban con informe fitosanitario que los declaraba en buen estado de salud y conservación. Mala praxis total, una locura por donde se lo mire…
¿Qué acciones han llevado adelante y qué resultados han obtenido?
Nos reunimos con el Ing. Luis Garat de la Dirección de Higiene y Ambiente, con el Intendente Moreira, realizamos una presentación la Junta de Ediles, nos reunimos con las Comisiones de Fomento de Santa Ana y El Ensueño. En general estamos tratando de difundir la existencia de la ley vigente que protege al bosque y que no se está cumpliendo. Se trata de la Ordenanza de manejo de bosques costeros de 1994, que se redactó para el Depto. de Colonia, reglamentada en el art. 23 de la ley forestal del 28 de diciembre de 1987. Creemos que al conocer la ley, la mayoría de las personas entiende que hay que respetarla. Para eso hubo que empezar desde bien atrás, por los mismos funcionarios que la desconocían.
En base a esto realizamos charlas abiertas para la comunidad. Invitamos a Mariana Costaguta, Licenciada en Biología que compartió conocimiento sobre la cantidad de especies medicinales que crece en el suelo de este bosque. También invitamos a Miguel González, especialista en arboricultura, que nos explicó cómo se debe hacer una poda preventiva sobre el arbolado. Que no tiene nada que ver con las conocidas como “desmoches”, que lamentablemente es una práctica muy difundida en el Departamento, que deforma a los árboles y termina matando a la gran mayoría. Organizamos una charla con Alejando Sequeira, especialista en funga silvestre que nos explicó que en la zona hay muchas especies de hongos comestibles y cómo reconocerlos. Recientemente organizamos también, una compra colectiva de árboles nativos, que se tradujo en el plantado de casi 200 ejemplares en el bosque.
En otro eje, pero siempre con un punto de vista estrictamente profesional, Amigos del Bosque presentó a la Intendencia un proyecto de análisis técnico de riesgo del arbolado público, es decir conocer la salud de los árboles. Mucha gente extrae árboles por temores infundados. Para realizar este análisis, los técnicos en arboricultura, trabajan sobre el árbol, lo trepan con escáners y todo el equipamiento necesario para analizarlo en su totalidad y conocer en qué estado de salud está. De ese modo solo se interviene sobre la rama que presenta problemas o se extrae un árbol completo cuando se sabe que tiene problemas de salud. Es decir, nos asegura a todos los vecinos que transitamos debajo de árboles sanos, que no pueden ni deben ser intervenidos sin control. Lamentablemente, a pesar de que el Ing. Garat recibió la propuesta con aparente entusiasmo, siguen pasando los meses y nada se ha avanzado.
Entendemos que un bosque urbanizado como éste permanentemente demanda intervenciones, ya sea por gente que lo va a poblar como por árboles que están en mal estado. Hoy la situación es que se han parado todos los permisos de poda o tala, situación que, si bien contribuye a frenar el arboricidio, genera tensiones porque hay situaciones que se deben atender con urgencia, pero no se atienden. También se suspendió la tala prevista para el proyecto de reconstrucción de la faja costera, que desarrolla DINAMA, tema que de ninguna manera pedimos y que también genera frustraciones y tensiones en la comunidad.
¿Sobre que ejes están trabajando en la actualidad?
Además de instir en que se realice el Proyecto de Análisis de Riesgo presentado, le entregamos a los funcionarios de la Intendencia una propuesta realizada por los abogados del grupo, donde, en base a una minuciosa lectura de la legislación, se les propone un protocolo de acción a desarrollar ante los pedidos de intervención sobre el arbolado, tanto público como privado. Estos dos proyectos, no son ni más ni menos que obligaciones de la Intendencia, pero que no se cumplen. También estamos armando un proyecto para pedir que en la zona trabaje un guardaparque profesional. Alguien preparado para entender sobre la flora y la fauna del lugar, cómo preservarla y cómo atender los pedido de intervención. Para eso, estamos trabajando con gente de la Asociación Uruguaya de Guardaparques.
Es importante también el trabajo que hacemos en comunicación y educación. El tema está en la agenda mundial. Tenemos que ir entendiendo que hay otra forma de vida en convivencia armónica con el ambiente y que esta trae beneficios desde todo punto de vista. Desde un beneficio macro a todo el ecosistema, un beneficio a la salud de las personas que vivimos ahí e incluso desde un beneficio económico, ya que Santa Ana y El Ensueño viven exclusivamente del turismo y el turismo llega en gran parte, además de por la playa, por el bosque que tiene.
Seguimos reuniéndonos con autoridades, presentándoles proyectos con el espíritu de colaborar para que se puedan hacer cargo de la situación. Que esto deje de ser un problema entre “visiones diferentes de vecinos”, como lo quieren presentar. Esta es un área protegida que responde a una ley nacional y que lo que estamos pidiendo es que se cumpla la ley.
¿Cómo es la relación con los vecinos que hacen uso de los recursos naturales del bosque?
Además de con las otras asociaciones de vecinos, hemos hablado con los leñadores que también entienden la situación. Todo el mundo entiende la situación una vez que conoce y se habla. En este momento la IDC tiene la tala frenada y esto también representa un problema. Nosotros no queremos que los trabajadores y los recursos que genera el bosque se pierdan. Hay mucho trabajo para hacer, pero es necesario capacitar y poner en valor a los funcionarios y a los leñadores para que puedan desarrollar sin riesgos y correctamente su trabajo.
En general la relación con los vecinos se ha ido afianzando. Al principio se nos percibía como un grupo más radical, el de “los locos que amaban los árboles”, pero de a poco fuimos demostrando que teníamos profesionales de todas las áreas que apoyaban esta idea de un desarrollo sustentable, de un cuidado por la biodiversidad. Nosotros también entendemos que al vivir en un bosque hay momentos que hay que tocar parte del arbolado justamente para poder convivir, pero que eso debe ser planificado y hecho con cuidado. En concreto hoy en día sobre una población estable de la zona de alrededor de cuatrocientas a quinientas personas ya hay más de doscientas que colaboran y son parte de la Asociación, todo documentado con número de cédula y de padrón. Vamos creciendo continuamente. Hoy día es muy raro cruzarse con personas que no entiendan y se nieguen a cuidar el medio ambiente de que todos somos parte.
Publicada en el Diario El Eco de Colonia.